BEBER DE LA POESÍA DE INGRID ORTEZ

Los sesenta (60) del S.XX, fue una década de revoluciones culturales y políticas que transformaron para siempre nuestra sociedad. 1963 fue un año para nunca olvidar. 

En Estados Unidos de Norteamérica asesinaban a JFKEl panorama de las letras y el arte estadounidense no era la excepción, el hacha invisible de la fatalidad tocaba la puerta de la literatura; la poesía se vestía de luto por la muerte del legendario poeta Robert Frost y,  por el suicidio a los treinta años de una de las figuras más destacadas, la escritora y poetisa Sylvia Plath


Sale la publicación del libro The Feminine Mystique (La mística de la feminidad), que analiza la vida de las mujeres estadounidenses en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Se lo reconoce ampliamente por impulsar el movimiento de liberación femenina. Betty Friedan, quien hizo su debut como autora de esta obra, cofundó y dirigió la National Organization for Women (Organización Nacional para la Mujer). 

Al otro lado del continente, moría en Moscú el gran poeta, escritor y dramaturgo turco Nazim Hikmet, considerado el más importante autor en esta lengua durante el siglo XX. Cuyas obras más relevantes son «La epopeya del jeque Bedreddin» y «Cartas a Taranta Babd».

Pero sin duda alguna, uno de los mensajes más fuertes enviados a la sociedad mundial, fue el que se produjo el miércoles 28 de agosto de ese mismo año; el Reverendo, Dr. Martin Luther King marchaba sobre la ciudad de Washington por el trabajo, la libertad y la defensa de la armonía racial, pronunciando uno de los mayores discursos que quedarían por siempre en la historia “I HAVE DREAM”  Yo tengo un sueño



Fotografía tomada por Carias - fotografía y diseño
Dos días más tarde, aquel viernes 30 de agosto ante toda aquella efervescencia de revolución cultural, en un antiguo pueblo minero de un país de Centroamérica, Tegucigalpa; cuyo nombre proviene de la vetusta lengua Nahuatl y, que en español significa “Montaña de Plata”, venía al mundo Ingrid Maribel Ortez Amador. Una de las grandes mujeres latinoamericanas; graduada en Diseño interior, con estudios en arte e historia, pero sobre todo poeta. Creyente firme en la inmensa capacidad del arte no adulterado, ni prostituido por ideologías políticas o creencias religiosas como ella misma afirma. Sino, como la forma de expresión capaz de redimir al hombre a través de la humanización.

Autora de los poemarios; Silentium (2008) Quiescente (2010) Historias de Insomnios y delirios (2014), Espejismos de un Bufón (2016), Hoguera (recopilación de poesía inédita 2017) y su próxima publicación incursionando en la narrativa, Mundo de marionetas (2018).

Para Ingrid Ortez o IO como se le conoce en el mundo de las letras, la poesía constituye una necesidad para llegar Ser humano. Afirmó alguna vez: «La poesía, mi segunda piel, ingrediente indispensable plato fuerte, aire para respirar, idioma del alma tan necesario en mi vida diaria, y con una capacidad y sinceridad última e irreversible demoledora para aquel que la sabe escuchar». Con lo que reafirma así su pasión y oficio riguroso de poeta.


Beber de la poesía de Ingrid Ortez, es sentir toda la acción de las fuerzas opuestas del universo en el alma. Es vivir el asombro de manera sublime ante aquellas cosas que nos rodean carente de sensibilidad, pero, que a través de su pluma van recobrando la esencia de lo humano y lo divino, de lo sencillo y lo complejo en la poética que hoy nos embarga. 

En el poema “EL AMOR MUERE MÁS DE UNA VEZ”, de su libro inédito La cuarta tentación, Ortez nos devela dos formas de entender el AMOR; ese amor que se marcha (muriendo) dignamente, mudándose y dejando atrás aquel hogar (el otro), donde ya no es bienvenido. El otro, ve morir el amor a través de la partida.

“No. 
No tienes que irte tú. 
Soy yo la que se desviste, se quita el abrigo de la necedad de amar…”


A la vez que en ese desvestir, en ese mudar o marchar, el AMOR distorsiona la mirada, hasta hacer creer que MUERE MÁS DE UNA VEZ. Sin embargo, aquí la “MUERTE” de ese amor, no debe ser vista como el efecto terminal de la extinción del proceso homeostático, sino, como un proceso o cambio de recubrimiento en el ser. 

En este poema, Ingrid, posee la capacidad de recrearnos con su poética el ADN de un ser misterioso y cósmico porque ha desarrollado el poder de asumir en su poesía múltiples instrucciones que la madre naturaleza le ha aleccionado reforzando en el ser la ética que le ayuda a enfrentar de manera estoica su tikum.
©AD

Comparto con mis amigos lectores, el poema.


EL AMOR MUERE MÁS DE UNA VEZ
de Ingrid Ortez


No. 
No tienes que irte tú. 
Soy yo la que se desviste, se quita el abrigo de la necedad de amar, rasga las vestiduras 
de la imprudencia de mi amor pecaminoso, amor envenenado y transgresor, 
deseo monstruoso de dormir a tu costado.

No tienes que olvidarme. 

Soy yo la que debe olvidarse que infierno y cielo podían amarse, 
soy yo la que entenderá que la santidad en mis versos es el pecado en tu cuerpo. 

Jamás existieron tan más claros mandamientos 
que los que has dictado en silencio; 

El sepulcro será el único lugar donde vivirá tu recuerdo.
Mi amor es flagellum castigando la santidad de tu cuerpo.
Mis versos un arma mortal que te logra llevar al más temido infierno.
La palabra de tu boca es el látigo que borrará mis huellas sobre tu cuerpo.
El fuego de tu ausencia y tus manos, la hoguera a la que me condenas por amar fuera de renglones torcidos. 

Nunca se vio tal renuncia; 
yo, sepultada entre tus constantes liturgias de arrepentimiento 
por transgredir más de tres mandamientos. 
Tú, sumergido en la hiel de mis versos pecaminosos tanto como mis deseos.

Sepultándonos en cada conjugación.

No temas, que este amor ha sido condenado a la hoguera 
y mi cuerpo, fuego en el que ardiste más de una vez, 
sentenciado por la eternidad a la ausencia 
condenada como cortesana de tu cuerpo y maga del amor que te profeso. 

Mi voz, silenciada de tajo para que vayas incólume
lejos del pecado hacia el edén prometido.

Ahora puedes dormir tranquilo
que no navegaré por las noches a conjurar con mis hechizos y mis versos
tu corazón inmaculado, ni hacerte dormir eterno entre mis brazos, 
no volverás a ver mi sombra paseando en noches de lluvia llamándote 
con mis caricias siniestras, ni mi imagen se presentará ante ti 
como una cuarta tentación, enajenando tu pureza. 

Que este adiós que rezas hoy se escriba, 
que este adiós que nos dedicamos hoy se cumpla. 
©IO

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