CONTRALUZ




Siempre hay en la botica tintura de árnica para los golpes o romero para el dolor. 
Pero nunca jamás para aquella molesta sensación que vuelve lenta, discreta 
al abrir un abandonado cajón, un álbum empolvado de tristes colores o una calle sin fin
extraviada en las pupilas pardas de mi triste mirada…

Volviste con martillo golpeando en mi memoria.
Como luz colándote por las grietas de mis recuerdos.
Con un retrovisor proyectando lugares donde nuestros cuerpos apagaron su deseo.
Donde por vez primera lloramos nuestra ausencia y, donde nuestras palabras
quedaron atrapadas entre los árboles que exhiben su follaje…

Perdón por todo y por nada.
Ya sabes, todo hombre carga muertos en su espalda
pero los míos ya no hieden.

Sin embargo,
hoy que tu ausencia se hace eterna,
que no hay árnica ni romero
que cure mi viejo dolor,
un contraluz en la distancia,
una mano, un adiós…

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